Otoño es la estación ideal para visitar dos de la denominaciones de vino más importantes del norte de España: la DO Txacolí de Getaria y la DOC Rioja. Aparte de contemplar en directo los trabajos de recolección de la uva, también podremos empaparnos de los maravillosos colores que tamizan los campos de viñedos, donde se entremezclan el verde, el rojo y el ocre de la hojas, con los negros sedosos, azules oscuros o amarillos lustrosos de los racimos. Un verdadero espectáculo para los sentidos y especialmente para la vista, lo que nos servirá, además, para apreciar las delicadas, contundentes o sofisticadas notas de los vinos que, a buen seguro, saborearemos durante el viaje.
PRIMER DÍA DE VIAJE
Nuestro viaje se inicia en San Sebastián, a orillas de la bahía de la Concha. De allí partimos por la mañana temprano en dirección a Bilbao, a través de la AP-8. A unos veinte kilómetros abandonamos la autopista en el peaje de Zarautz y tomamos la carretera de la costa en dirección a la primera parada de nuestros viaje. De Getaria se pueden decir muchas cosas, aunque lo que más define su personalidad es su vocación marinera. Allí nacieron Juan Sebastián Elcano, el primer hombre que dio la vuelta al mundo, hace ya 495 años, y Cristóbal Balenciaga, uno de los más famosos modistos de la historia del siglo XX. Elcano murió en el Pacífico, así que su tumba no se encuentra en Getaria, aunque si que existen diversos estatuas y monumentos que recuerdan su hazaña y la de los 17 hombres que completaron aquella inmensa gesta. Balenciaga cuenta con un interesante museo dedicado a sus diseños (Aldamar Parkea Parkea, tlfno: 6943 00 88 40) y al contrario que Elcano si que está enterrado en el cementerio de la localidad. Su tumba se puede visitar grutuitamente. El camposanto donde reposa es uno de los puntos más privilegiados que existen en esta localidad para observar el paisaje de viñedos que se desparrama desde la colinas que rodean Getaria hasta las mismísimas aguas del mar Cantábrico. Getaria da nombre a la más famosa denominación de vino txakolí que se produce en el País Vasco: Getariako Txakolina. Las otras dos: Bizkaiko Txakolina y Arabako Txakolina, aunque han mejorado mucho en los últimos años, todavía no rozan su excelencia. El txacolí es un vino ligero, afrutado y un poco carbonatado con una graduación alcohólica entre once y doce grados. Esta elaborado con una uva llamada hondarrabi zuri (blanca), que también se produce en las cercanas provincias de Burgos y Cantabria. De hecho, existen expertos que defienden el origen cántabro de esta uva. Hay otra uva tinta, la hondarrabi beltza, aunque no son demasiado los vinos que se elaboran con ella. En Getaria está una de las mejores bodegas de la denominación, Txomín Etxaniz. Conviene visitarla para conocer el proceso de elaboración de este vino (hay que pedir cita en txakoli@txominetxaniz.com o en el teléfono 943 14 07 02). En caso de no verla, siempre podemos comprar una de sus botellas en cualquier tienda de la localidad (entre ocho y nueve euros). Para terminar la mañana lo mejor es acercarnos a comer a alguno de los restaurantes que hay en el puerto para degustar el pescado fresco recién traído que allí se sirve. No es barato, pero merece la pena. Si queremos algo más asequible, en la calle principal del casco antiguo hay restaurantes para todos los bolsillos.
De Getaria a Haro hay unos 160 kilómetros. Para llegar, allí volvemos a AP-8 y seguimos hasta Bilbao. Luego enlazamos con la AP-68. Haro es la capital del vino de Rioja y lo mejor que podemos hacer para explorarla es acomodarnos en el hotel Los Agustinos (www.hotellosagustinos.com). Desde 1373, este alojamiento de cuatro estrellas ha sido convento, guarnición militar, cárcel y hospital. Aún pueden verse en el patio los grafitis que dejaron los presos en el siglo XIX. También tiene un restaurante que merece mucho la pena. Una vez acomodados, lo mejor que podemos hacer para terminar la tarde es dar una vuelta por esta localidad para conocer algunos de sus atractivos: la plaza de la Paz, el Ayuntamiento, el palacio Paternina, el palacio de los Condes de Haro, el palacio Salazar o el Torreón Medieval, este último convertido en museo de arte contemporáneo. Para cenar, nada mejor que tomar unos vinos acompañados de unos pinchos en la zona peatonal de La Herradura, la zona más típica para tapear de la ciudad y que engloban las calles San Martín y Santo Tomás.
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